La Ciudad de México es una capital a la que no le faltan estatuas y monumentos; desde los que honran a los revolucionarios hasta los que rinden homenaje a actores, cantantes y escritores, hay cientos de ellos para ver. ¿No tiene tiempo para verlos todos? El Paseo de la Reforma, la Alameda Central y el Palacio de Bellas Artes siguen siendo zonas clave para visitar. Lo mejor es que cerca de ahí encontrarás hoteles pet friendly y actividades para todos los gustos y edades.

 

Monumento a la Revolución

 

El monumento más conocido y reconocible de Ciudad de México es el Monumento a la Revolución. Este imponente edificio art decó es el mayor arco de triunfo del mundo y tardó 28 años en construirse. Convertido en mausoleo, alberga los restos de algunos de los principales protagonistas de la Revolución Mexicana, como Pancho Villa y Venustiano Carranza entre otros.

 

El Ángel de la Independencia

 

El Ángel de la Independencia está situado en el Paseo de la Reforma, una de las avenidas más grandes e importantes de la Ciudad de México. Aunque está repleta de estatuas de todo tipo, el Ángel, de 36 metros de altura, es sin duda la estrella del espectáculo metafórico. Inaugurado en 1910, es también el lugar donde se celebran algunos de los mayores festejos anuales del Día de la Independencia de la ciudad, que se construyó para conmemorar el centenario.

 

Estatuas de los Pegasos

 

Cualquiera que haya visitado, o incluso pasado por delante del Palacio de Bellas Artes conocerá las numerosas estatuas de su plaza exterior. Algunas de las más reconocibles son las cuatro estatuas de los pegasos, diseñadas por el catalán Agustí Querol Subirats, que originalmente se colocaron en el Zócalo, antes de trasladarse a su actual sede.

 

Estatua al Perro Callejero

 

Inaugurada en 2008, esta estatua de un perro callejero, aunque no sea la más conocida de Ciudad de México, es digna de mención. Fue encargada por organizaciones benéficas de defensa de los animales en un intento de concienciar a la población sobre las responsabilidades que conlleva la adquisición de un perro, así como el maltrato animal. Se supone que está inspirada en un perro de la calle que murió poco antes de la inauguración.

 

Monumento de la Fundación de México-Tenochtitlan

 

Este monumento marca un aspecto crucial de la historia de México, el momento en que la señal prometida por el dios azteca Huitzilopochtli se hizo realidad para un grupo de aztecas. La señal era, por supuesto, un águila comiendo una serpiente, posada sobre un cactus. Ahora se puede ver esta imagen adornando el centro de la bandera mexicana, entre otras cosas. Inaugurado en 1970, ofrece una visión de la mitología y la cultura mexicana.

 

El Caballito de Sebastián

 

Símbolo de la Ciudad de México moderna y obra de Sebastián, uno de los más grandes artistas mexicanos, El Caballito de Sebastián, también conocida como Torre del Caballito, se encuentra en Paseo de la Reforma. Esta enorme escultura-monumento es una inmensa construcción amarilla que destaca entre el mar de hoteles y edificios de oficinas grises que bordean esta avenida.

 

Estatua Ecuestre de Carlos IV

 

Esta estatua de bronce, situada a las afueras del Museo Nacional De Arte en el centro de la Ciudad de México, también se llamaba antes El Caballito, aunque con la llegada más reciente del moderno y minimalista «caballito» de Sebastián, la Estatua Ecuestre de Carlos IV se llama ahora más bien El Antiguo Caballito. Se considera una de las obras maestras del escultor Manuel Tolsá.

 

La Diana Cazadora

 

Otra excelente estatua en el Paseo de la Reforma es la Diana Cazadora, que aparece como pieza central de una fuente. La estatua es una representación de la diosa romana de la caza, Diana, y fue presentada por primera vez en 1942 como parte de los planes del entonces presidente mexicano Manuel Ávila Camacho para embellecer la ciudad mediante el desarrollo de fuentes. La Diana Cazadora es hoy un homenaje a la fuerza, la belleza y la libertad de la mujer.

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